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Por Julio Alonso Asenjo          Toponimia en Sandoval de la Reina

 


Toponimia en Sandoval de la Reina (Burgos)     (continuación)

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2. Lista alfabética de topónimos con aclaraciones y comentarios  -  O 

Odra: nombre del río de Sandoval, que nace en Fuente Odra. En algunos documentos aparece como Hodra, aunque esta h- parece adventicia y no etimológica. En P. Bosch Gimpera y otros[*] se relaciona la forma antigua de este nombre, Áutura o Áut(u)ra, con el nombre Áutruca, ciudad de los turmódigos, por cuyo antiguo territorio discurre el Odra, que ya figuraba en Ptolomeo 2, 6, 49 como Áutraka, población que suele identificarse con Castrojeriz. Esta última forma porta el sufijo indoeuropeo, quizá céltico, –ka /-ca o el céltico –āka / āca (así, Herrera de Pisuerga era Pisòr-aca). Odra sería, pues, una forma céltica, como confirma la primera parte del nombre: au-, raíz general europea que hace referencia al agua por su significado básico, que sería ‘moverse’, ‘fluir’, ‘correr’. La misma raíz aparece en Auca, Oca, nombre de río y población (castro del Somorro, en Villafranca de los Montes de Oca). A su vez ese río corría por el territorio de los au-trigones, tribu que para la mayoría de los estudiosos era céltica o, al menos, estaba muy celtizada (ver “Autrigones” en Wikipedia esp.). El segundo elemento de Odra, Au-tra o Áu-tura (forma que admitía variantes como Áu-turu-ca Áu-tra-ca,) se encuentra en Ás-tura, nombre céltico del río Esla (quizá por Ást-tura, aunque la forma ast, ‘montaña’, sea precéltica), que significa “río de la Montaña / de los Montañeses’), y reaparece en Asturica (Astorga), Astures, Asturias, etc. Por tanto, *-tra, como derivación de *-tura, a partir de *tur-, significa ‘corriente de agua’. Odra, en consecuencia, sería esa ‘corriente de agua’, es decir, sencillamente «el Río», por cercanía y antonomasia.

El Odra tiene en Sandoval varios afluentes que le aportan el agua de su campo rico en manantiales. Algunos de ellos nacen en el terreno de otros pueblos, como el Arroyo de San Vicente, nacido en Sotresgudo, que en Sandoval se convertirá en Arroyo Grijal (entre otros nombres que recibe) y en Arroyo de San Millán en Villanueva; el Arroyo de la Nafría que recoge alguna aportación de agua de Villavedón; el de Moralejos, que viene de Ordejón de Arriba y se junta con el de las Hazas, de Villusto, y juntos formarán, más al sur, el de las Sequeras. También es destacable el arroyo de Calleja o de Vegualín.

[*] “Los celtas y el País Vasco”: Revista Internacional de los Estudios Vascos, 1932, pp. 457-486.

 

Río Odra. Puente nuevo de Sandoval de la Reina. 1 de diciembre de 2006.

 
  


 

[*] “Los celtas y el País Vasco”: Revista Internacional de los Estudios Vascos, 1932, pp. 457-486.

 

Ojal del Cochino (ver Ojales). Este paraje se sitúa entre el km. 16 y 17 de la Carretera BU-620, de Sasamón a Herrera, al noroeste de Fuente Bendita y como continuación por el noreste de los pagos Fuente Cochina y Pradera de las Brujas de Guadilla de Villamar. Para algunos se identifica con el Pradal de las Brujas de Sandoval, lógicamente relacionado con la Pradera de las mismas en Guadilla, como lo está geográficamente. Algunos incluso lo asocian con el término del Cespedal. Esta fusión y confusión quizá tenga que ver con la reducción del espacio de los ojales o gimiales en este contorno, como resultado de un saneamiento para aprovechamiento agrícola del terreno, afortunadamente no consumado en el punto central. El agua abundante da lugar al crecimiento de un césped que se califica de “atelado” (Amonario) en el lugar, por lo que buena parte de aquel contorno y del reducto pudo llamarse “El Cespedal”. Y también Pradal (extensión a manera de prado o pradera), en el que, como ahora en el Ojal, son endémicos los brezos (“berezos” en el habla local), con los que se fabricaban habitualmente las escobas, relacionadas, a su vez, en el folclore con las brujas.

La
asociación con “cochino” resulta rara, no solo porque no usa la forma “chino”, habitual por cerdo en Sandoval, sino por la extraña relación entre ambos términos, “ojal” y “cochino”, aunque Rafael Alonso de M., por OSMap, vio un pago Fuente Cochina en Guadilla de Villamar, lindante con este más oriental Ojal del Cochino, y otros hay en Umbrías (Ávila), Valbuena de Duero (Valladolid) y una Fuente de la Cochina en Campo Real (Madrid). Pero puede relacionarse “ojal” con “ojo”, que, en castellano, esManantial que surge en un llano” (DRAE, en su ac. 10ª). Encontramos este valor en los “Ojos del Guadiana” y en la ambivalencia del término `ayin, que está por ‘ojo’ y ‘fuente’ en las lenguas semíticas (el-`Aaiún, Sahara Occidental, significa ‘las fuentes’) y se da en España en numerosos lugares en los que “ojales”, “manantiales” o fuentes” funcionan como sinónimos[*]. La clave para entender la asociación de “ojo” y “ojal” con “cochino” se nos dio en la descripción del término "Los Ojales", en el pueblo de Villanueva de Puerta (Villadiego, Burgos), que nos ofreció Agustín San Mamés García, nacido en ese lugar: “Los Ojales son pozas o charcas de surgimiento natural, donde antiguamente había bebederos para la ganadería en el campo, con muy poca adaptación, solo rodeadas de unas piedras, lodosas en el fondo”.

El OSMap ofrece varios topónimos menores (en Melgar de Fernamental –Burgos–, en Mosqueruela –Teruel– y el de la Granja de Rocamora –Alicante– y, como hemos visto, no resulta difícil rastrear varios más, como “ojal” u “ojales” (por ejemplo en Cubillo del Campo –Burgos–. Técnicamente, un ojal es un lugar de surgencia de aguas de escorrentía, antes sumidas o convertidas en subterráneas, cuando lo permite la calidad del terreno receptor; afloran posteriormente a la superficie en forma de fuentes o manantiales, especialmente en depresiones, manteniéndose en forma de estanques o charcas, o moviéndose con fluencia temporal o permanente por un terreno que ya no tiene la capacidad de absorber más líquido. A “ojal” equivale exactamente en forma y significado el término “ullal” del catalán-valenciano, según descripción del término en su 7.ª acepción: “Lloc on brolla aigua subterrània” (Tortosa, País Valencià, Mallorca, Eivissa); cast. manantial” (Diccionari català, valencià, balear”).

Rafael Alonso de Motta señala que “los avenamientos de la agricultura intensiva han hecho desaparecer muchas manchas húmedas de todos los parajes”. Pero no todos, como lo prueban las fotografías de este de Sandoval, humedal ojo gimial en una hondonada de forma circular que abarca charcas y arroyos que no desecan los estiajes. La forma y las dimensiones reclamaron el término Ojal para el paraje, y la atribución del cochino quizá por asociación con los lodazales, tan del gusto de los cerdos. Otros ojales hubo y aún hay en el territorio de Sandoval en el piedemonte o falda del Alto de Ojalba, especialmente en su parte oriental, que yo vi convertido en fontallona, y en el término de Ojandía / Ojadía, Ojadín u Ojandín, situado entre el Arroyo de Santa Lucía y el río Odra, en la base del Alto de Santa Lucía.

[*] Así sucede de modo particular en la comarca del Bajo Segura en la provincia de Alicante, en el territorio de varias poblaciones con variada terminología: Cabezo de las Fuentes en la Granja de Rocamora; en Callosa de Segura y en otras partes como los Ojales. Y según se declara en folletos publicitario, a la comarca: “añaden atractivo los manantiales de los Ojales y sus usos del agua y propiedades”. Cf. “Portal del turismo de la Vega Baja: en El Cabezo de las Fuentes en La Granja de Rocamora: <http://www.convega.com/portalturismo/san_isidro/ver.html>.

 

     

     

  

  

Ojalba (no Hojalba): Si asumimos el término como compuesto, admite varios significados. El primero, si supone la pérdida de la f- inicial latina nos llevaría a ‘hoja blanca’. También, podría derivar de “alba”, con sentido de “albar”, que es topónimo en esa forma y en Albariza en Murcia. “Albar” es ‘terreno que se beneficia un año y se deja descansar al siguiente’ y, además, ‘libre de impuestos’, según Javier Ortega González. Pero alb-, como en el caso de Alba Longa y tantos otros topónimos, según Galmés de Fuentes (1996: 30), puede significar en precéltico ‘altura, ladera, cuesta’. Lo que correspondería al Alto de Ojalba, con significado tautológico: ‘el alto del alto de ¿Oj?’. Ahora bien, ‘alto del alto’ no le iba bien al paraje completo, que está en un terreno que pasa de cuesta a llano en la confluencia de dos arroyos, el de La Corva que viene del oeste, el de las Sequeras, en el que aquel confluía, enriquecido por el producto del gimial que ciñe el alto. La fertilidad de estos valles y la estratégica eminencia de la lengua del Alto, que, viniendo desde Valdisagre, se sitúa frente a Castro Rubio y su Torrejón y domina un amplio panorama (Juncalón, Granjería, Tojo Redondo, Las Casillas) hasta Villanueva de Odra, podría haber constituido un buen sitio para un establecimiento antiguo. La investigación arqueológica sitúa un yacimiento arqueológico en el extremo sur del Alto de Ojalba, “en una terraza fluvial del río Odra que ha sido cortada en espigón por este río y por el arroyo de Las Hazas [de las Sequeras]. Esta terraza presenta una suave caída en dirección Sur” (Cat. Arq. Vill., nº. 100, p. 252). Y dentro del yacimiento distingue dos momentos culturales distintos:

“uno de época prehistórica [posiblemente del Bronce antiguo o del Bronce medio] y otro medieval”: “El prehistórico se manifiesta en superficie por la presencia de manchas de color grisáceo, en las que se ven restos de huesos, restos de cerámica hecha a mano e industria lítica en sílex. El medieval se distingue por la presencia en superficie de dos grandes manchones grises en los que se ven una mayor presencia de restos constructivos -teja curva, sillares de caliza y bloques de arenisca- y fragmentos de cerámica realizada a torno. El enclave puede estar en relación con el cercano despoblado de Castrorruyo [Castro Rubio]”.

Estos resultados nos permiten calificar el paraje de despoblado, como lo es ahora también Castrorrubio o Castarruyo: al fin y al cabo dos barrios, Ojalba y Castrorrubio, que justifican que se pueda llamar al pago aledaño, más allá de “EntrambosRíos”, también, como hacen los vecinos, EntrambosBarrios o TrambosBarrios.

Pero, con esto, no hemos explicado el “Oj-” u “Ojal-”, que, fundido su al- con el de *alp- podría haber sido originalmente “ojal”: el ‘ojal del alba’, o ‘manantial del alto’ (en cuanto a la procedencia), donde el acento recaería tanto en “Ojal” como en “alb-”, es decir, en las ‘surgencias manantiales en (desde) el mismo borde del alto’, que lo ciñen completamente a modo de foso, si se tiene en cuenta el brazo del Arroyo de la Corva que viene del oeste. Por el lado Este, cerca ya del borde del Alto, he visto en verano una fontallona, es decir, un manantial, si no cegado, descuidado, que convierte la zona en humedal.  Pero afirman vecinos que se trata de un auténtico manantial, si bien su agua es “muy cruda” (por ‘fría’). Esta fuente viene a corresponder con la de la Corva, que mana en el lado opuesto del alto.  . Compárese con Ojal del Cochino y Ojandía / Ojandín u Ojadía / Ojadín.

 


Ojalba: piedra tallada.

Ojalba: gimial o fontallona (este)

Ojalba: gimial o fontallona (este)

Ojalba: vegetación en el gimial u ojal
ag2011Ojalba- Ladera cerca del inicio del gimial y llano.JPG (179537 bytes)
Ladera cerca del inicio del gimial y llano
ag2011- Ojalba, Alto, desde el sur  072.JPG (239717 bytes)
Alto de Ojalba, desde el sur
 
Ojalba, lado occidental. Gimial.
 

 

Ojales (Los): según OSMap y otros planos, es un paraje situado al este de Raposeras y sur de Hontumba u Hontúmbar, a unos dos km. al sureste del Ojal del Cochino, pero ya en territorio de Villanueva de Odra.

Ojandía, Ojandín, Ojadía u Ojadín, paraje situado frente a El Cadillo / Codillo y al suroeste de Santa Lucía, al pie de su dilatado alto, que podría filtrar aguas en la parte inferior de su ladera, de modo que pudieran formarse “ojales”, es decir, charcos o pozas. Véase Ojal del Cochino. El morfema –*dín o –ndín (este quizá derivado de Ojaldín) podría tener algún valor diminutivo como en Vegualín: algo así como lugar de “gimiales”, ‘manantiales’ o ‘charcos’.

Olma (La). Se llama «olma» al ‘olmo de tronco muy grueso y de baja altura’. La Olma está al noroeste de Pantorrón o Pontarrón, y aparece en algunos mapas o planos como “Las olmas”.

Olmos o Los Olmos y el Pozo de las Monjas. Topónimo importante correspondiente a una zona que comprende también el término de San Vicente; en ella hay abundantes manantiales y pequeños arroyos, donde se dan vegas, algunas de notable extensión. Hubo en estos parajes un establecimiento humano posiblemente ya en el neolítico (en el Cat. Arq. Vill., nº. 093, p. 235) y en la alta Edad Media un convento de monjas cistercienses llamado de San Vicente, parece que con su propia parroquia[*]. Quedó, por el convento y en despoblado, una ermita, desde hace tiempo desaparecida. Ahora, de este conjunto, aparte notas documentales sobre el terreno, no hay o había hasta hace unos 20 años otra marca que el llamado "Pozo de las Monjas", manantial de agua buena y fresca en medio de los prados o “Prado de Olmos”. El lugar se nombra “Prado de Olmos” en las Ordenanzas de Sandoval desde 1511, nº 52 y como “un Prado llamado Olmos en el AHSR, 1891, 22-5º. Las investigaciones arqueológicas descubren un enclave que “ocupa el borde y ladera Sur de una plataforma y un tramo de la vega del arroyo de Grijal, permitiendo identificar dos espacios diferenciados. El yacimiento se identifica por la presencia de un número relativamente abundante de evidencias constructivas -sillarejo y tejas curvas-, así como por manchas de coloración diferencial en las que se documentan cerámicas realizadas a mano, a torno y restos de industria lítica en sílex. Estas evidencias se localizan principalmente sobre el extremo de la plataforma, y a ambas márgenes del arroyo Grijal, a unos 300 m al SE del foco anterior” (Cat. Arq. Vill., nº. 093, p. 236).

[*] Un señor de Sandoval fundó un convento de monjas benedictinas cistercienses en Olmos: «Estuvo fundado en el lugar de Sandoval un monesterio de monjas del Cístel, que era destos señores [Sandoval], y este se vino con el de San Felices de Amaya, de la misma orden: y en el lugar donde estaba está agora una ermita» (Fray Prudencio de Sandoval, en su Descendencia de los Sandovales, p. 192, col. b). La ermita que lo sustituyó desapareció en algún momento. Por allí se encontró una pila bautismal. De lo cual se deduce que debía de haber también junto al monasterio una población, quizá constituida en parroquia. Estas monjas, como certificaba ya fray Prudencio de Sandoval, pasaron a formar parte del monasterio de las Calatravas de Barrio de San Felices de Amaya, que dependían de las de Aguilar de Campoo.  (Véase C. García Pérez, Sandoval de la Reina y sus fundadores. La familia de los Sandovales, Burgos, 2000, p. 54s.)

Ontumba u Otúmbar: Véase Hontumba u Hontúmbar.

Oveja (La): Por la Cañada Revilla adelante, hacia la Merina.

 

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 Autor: Julio Alonso Asenjo