El sacerdote, durante las bendiciones:

- Hacemos la bendición de los campos y, luego, como tenemos aquí la cruces de los términos, bendecimos también los términos. ¿Os parece bien?
- Bien [responden].
- Bien. Pues comenzamos entonces. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
- Amén.
- Que el Señor esté con vosotros.
- Y con tu espíritu.
- Bendigamos a Dios que nos concede el rocío del cielo y la fertilidad de la tierra. Señor, Padre santo, que mandaste al hombre que guardara y cultivara la tierra, te suplicamos con humildad que nos concedas siempre cosechas abundantes, des fertilidad a nuestros sembrados y, alejando de nuestros campos las tormentas y el granizo, las semillas puedan germinar con abundancia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
- Amén.
- Dios, fuente de todos los bienes, os bendiga y dé fecundidad a vuestro trabajo para que podáis alegraros de sus dones y proclamar siempre sus alabanzas, por Jesucristo, nuestro Señor.
- Amén.
- Hasta donde llegue [el agua bendita, empezando a bendecir los campos, como siempre hacia el este].

[esparce el agua hacia los campos]

- Bueno [continúa], esto, que haga fructíferos nuestros trabajos. [ahora bendice a las personas presentes] ¿Llegó? [pregunta si el agua bendita llegó a un grupo de personas].
- [Sonrisas].
- Y le pedimos ahora al Señor, también, que bendiga las cruces de los términos. Oremos. Te pedimos Señor y Dios nuestro que mires nuestros términos con ojos serenos y rostro alegre y envíes sobre ellos tu bendición para que el granizo no los afecte, la fuerza de la tempestad no los arrase, la sequía no los debilite, las plagas no los dañen, ni el exceso de lluvia los malogre, sino que lleves a madurez sus frutos íntegros y sean abundantes para nuestra utilidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
- Amén.
- Pasamos a la iglesia y tenemos la celebración.