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Luis Roberto Parra Sandoval         (1921 - 1995)

Chileno.
Músico.

Nace el 29 de junio de 1921, en Santiago de Chile. Hijo de Clarisa Sandoval Navarrete y Nicanor Parra Parra, fue criado en Chillán, siendo el quinto del clan Parra Sandoval: Nicanor, Hilda, Violeta, Eduardo, Roberto, Caupolicán, Elba, Lautaro y Óscar.

En 1929 muere su padre y a temprana edad comienza su vida trashumante. Sobrevienen tiempos de pobreza para la familia Parra Sandoval. Roberto y sus hermanos Hilda, Violeta y Eduardo, recorren pueblos y villorrios aledaños entre Chillán y Parral, cantando en plazas, mercados, circos y diversos locales y realizando numerosas actividades para ayudar a su familia.

A los catorce años, Roberto afianza su oficio de guitarrero y comienza a desempeñarse como músico en circos, cabarets y boliches sureños. Desde 1935 hasta finales de los años 50 se hace conocido como músico del ambiente. Viaja incesantemente de norte a sur, animando la vida provinciana.

En estos años también trabaja esporádicamente en los más diversos oficios. Es así como el año 1938 se le ve como enfierrador en el dique de Valparaíso, en la época en que se hundió el vapor Chile. Además ejerció como lazarillo, diariero, lustrador, acarreador de viandas para un preso de cárcel, soldador; fue ayudante de mecánico, carpintero y tuvo una mueblería.

Cuando tenía cerca de 35 años y en septiembre de 1957, llega por primera vez al puerto de San Antonio, donde permaneció poco más de un año. Es contratado como guitarrista en la orquesta del cabaret Luces del Puerto y se reencuentra con una amiga de su infancia, Marina Núñez, que por entonces administraba la boite Río de Janeiro. Ahí conoce a la Negra Ester, artista de boite, y comienza un romance que años más tarde inmortalizará en su primer libro de décimas y que hará celebre la puesta en escena de la Compañía Gran Circo-Teatro.

Desde 1958, aproximadamente, comienza a desarrollar más intensamente su vena creadora de músico y poeta. Con El Chute Alberto, posiblemente su primera composición conocida, inicia una extraordinaria serie de cuecas urbanas que denominará cuecas choras.

Corre el otoño de 1965 y sus sobrinos Ángel e Isabel, hijos de Violeta, de regreso de Europa, deciden establecerse y crear la Peña de los Parra en la vieja casona de Carmen 340. En la habilitación del nuevo local participó también como un miembro destacado del clan Parra. Desde entonces y hasta la fecha se hizo conocido como el Tío Roberto, alcanzando un importante sitio en la música popular chilena con una inconfundible ejecución de la guitarra, por su vitalidad y rapidez en el uso de la uñeta, fue creador de dos conceptos en la música urbana chilena: "Las cuecas choras" y "el jazz guachaca". Expresiones que pueden llegar a constituir lo más representativo del folclore urbano del siglo XX en Chile.
Interpretado en guitarra por el tío Roberto, el "jazz guachaca" es una síntesis de piezas de música popular de la primera mitad de siglo, que junto a creaciones propias conforman una interesante fuente de estudio para quienes no encuentran su identidad en las expresiones rurales de la música chilena, aquel majadero estereotipo de nuestras "raíces folclóricas".

A fines de 1965, y prácticamente obligado por su hermana Violeta, parte a los estudios de grabación del sello Odeón. El registro espontáneo y animado de 18 de sus cuecas constituirá el material de su primer disco, editado ese mismo año.

En el verano de 1971, conoce a Catalina Rojas Campos, con quien se casa ese mismo año. Nacen sus hijas María Leonora (1972) y Catalina (1973). En 1972 escribe la primera versión de su libro Décimas de la Negra Ester, que posteriormente se extravió. Además graba junto a su sobrino Ángel un nuevo disco con sus cuecas choras, editado por el sello Dicap.

En los difíciles años de la dictadura, Roberto para subsistir, se le ve trabajando como músico ambulante en La Vega, el Mercado Central y otros lugares de Santiago. Participa en todas las peñas que volvieron a crearse a partir de 1975 y, desde su fundación es artista estable del elenco de la Peña de su sobrino Nano Parra.
En julio de 1980 se publica su libro de las Décimas de la Negra Ester. En 1988 se publica su cuento Entre luche y cochayuyo.
Entre 1988 y 1992 estrena una nueva adaptación teatral de las Décimas de la Negra Ester, esta vez dirigida por Andrés Pérez, con la producción de la compañía Gran Circo Teatro y junto a ellos realiza numerosos viajes por Chile y Europa.

Desde 1993 trabaja intensa y simultáneamente en varios proyectos artísticos: trabaja con la compañía de teatro Sombrero Verde el montaje escénico de su obra El Desquite; forma un grupo musical con jóvenes músicos, con el que prepara su jazz huachaca. Trabaja en la escritura de varios textos: el cuento El Rey Tab y la Princes Nina, una biografía en décimas de Violeta Parra y otros.

En el invierno de 1994 su salud comienza a resentirse definitivamente. En enero de 1995 recibe una distinción como músico -la primera y única en su vida- de parte de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor.

Muere el 21 de abril de 1995. El funeral de Roberto Parra se constituye en un hito que convoca y conmociona a todo el medio artístico y cultural del país.

 

                      (c)  Pablo Ardouin



(fuente: http://www.robertoparra.scd.cl/home.htm)

Tío Roberto Parra:

El alma de la fiesta

Ídolo de Los 3 y de Andrés Pérez, padre de la cueca chora y prócer del movimiento guachaca, el fallecido hermano de Violeta y Nicanor, autor de La Negra Ester, representa un puente entre dos mundos, dos épocas y más de dos generaciones.

Por Rosario Mena

Ser bueno para el vino, la cueca, la fiesta, el canturreo y las mujeres, cualidades para algunos despreciables de la idiosincrasia chilena, son, sin embargo, motivo de orgullo para quienes lejos de renegar de sus gustos y costumbres campesinas, hacen de ellos el alimento y color de una cultura que se infiltra en la urbe, germinando y creciendo en bares, picadas, fuentes de soda, buats, peñas, quintas de recreo, fondas y ramadas. Verdaderos galanes, con el piropo siempre a flor de boca, bien trajeados y peinados a la gomina, representan el modelo guachaca, un adjetivo-sustantivo que nada tiene que ver con características como picante o maleducado.

Muy por el contrario. Raro sería escuchar de sus labios, siempre humedecidos de buen vino o pipeño, un insulto gratuito o un chiste cochino destinado a obtener la risa fácil. Lo suyo es la poesía, el romanticismo, el buen brindis, la comida sencilla y bien condimentada y, por supuesto, la música y el baile. "El guachaca es el curado tranquilo, el que toma para soñar, que liga el vino a todas las cosas bellas de la vida", explica Dióscoro Rojas, líder de la autodenominada "Delegación Guachaca", organizadora de las ya famosas "cumbres". Su figura emblemática es, sin lugar a dudas, el tío Roberto Parra, autor de La Negra Ester, hermano de Violeta y Nicanor, el creador de la cueca chora.

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A fines de 1965 edita su primer disco con 18 cuecas y 7 años después graba junto a su sobrino Angel un nuevo disco con sus cuecas choras. En plena década de los 60, recién en la mitad de su vida, el Tío Roberto no sólo continua vigente sino que representa una alternativa a un concepto de "lo popular" definido por el estilo serio u concienzudo de agrupaciones que rescatan las raíces dentro de sus reinvindicaciones políticas. Conversador, cálido y festivo, su figura constituye un puente entre dos mundos: el de la Nueva Canción Chilena, en donde se inserta su sobrino Angel Parra, y el de la más honda tradición de la cueca chilenera o cueca brava, que nutre sus "cuecas choras".

La cueca chilenera surge en barrios donde se produce un encuentro entre lo rural y lo urbano, como el Matadero y la Vega Central y en puertos como Valparaíso y San Antonio. Se toca con cuatro cantores, dos guitarras, acordeón o arpa, piano y batería. También se usan cucharas y platillos de tazas de café. En las grabaciones se ocupa el contrabajo. Sus letras, por lo general serias, narran historias urbanas que nacen de un mundo que colinda con el hampa, por lo que no es extraño que también se cultive en las cárceles. Las cuecas choras de Roberto Parra transforman en humor la decadencia, proponiendo un estilo picaresco, al tiempo que se simplifica la instrumentación, siendo suficiente un par de guitarras.

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Fuente:
nuestro.cl  -  Artículo completo

 

Agradecemos la colaboración en esta página de Roberto Sandoval López de Chile.